Entendemos la agitación revolucionaria como un ejercicio inmanente a nuestra condición de seres humanos proletarizados, en la cual tomamos posición, no como seres iluminados ni vanguardistas sabedores de una verdad, sino como parte de una resistencia histórica que nos negamos a desechar, y que viene fraguando desde hace años su tercer asalto a la sociedad de clases.

El antagonismo de esta realidad es inmanente y cotidiano, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos vemos como nos constriñe el tiempo usurpado por el trabajo, día tras día pasan nuestros momentos sobreviviendo a este eterno presente donde solo somos mercancías humanas (fuerza de trabajo) produciendo plusvalor para conseguir un salario que luego  ocupamos en reproducir nuestra propia  fuerza de trabajo (dormir, comer, y si alcanza el tiempo divertirnos) para volver el día siguiente al mismo punto del día anterior. Este sistema de producción incesante de riqueza, mantenido históricamente a sangre y fuego, nos mantiene pasivos, aislados y desinformados de nuestra real condición.

En estas condiciones, decimos: Trabajadores del mundo ¡dejad de serlo! Elegimos aportar a dar las razones existentes para que el conflicto latente se manifieste. Porque tenemos la certeza de que esta realidad indigna es palpable para todos los que sobrevivimos a ella. Nuestra tarea es contribuir a la destrucción de la sociedad de clases con materiales que fundamenten su liquidación.

Para que cuando la contradicción intrínseca que contiene el movimiento del capital estalle nuevamente, no repitamos los mismos errores del pasado.

10 de junio de 2017

Algunxs proletarixs eternamente insumisxs